Todos tenemos la idea de que las hadas son seres alados, pequeños, bondadosos… Las películas recientes tienen mucha culpa de esta visión, pero tradicionalmente, los supuestos encuentros con hadas muestran que la mayoría de las veces no tenían alas, tenían un tamaño mayor y aspecto monstruoso.
En algunos lugares, se llegan a confundir con las brujas. La palabra proviene del latín fatum. Se distinguen por su lugar de residencia, lejos del hombre, pues no tienen ningún apego al ser humano. Existen dos tipos: las hadas puras, aquellas que nacieron como ángeles, y las encantadas, que tienen un origen humano que quedan atrapados o secuestrados. Esto suele ocurrir, especialmente, en la Noche de San Juan.