Hay cuentos que no nacieron de la imaginación de sus creadores, sino que se basaron en hechos reales. Clara Tahoces nos trae el caso de Blancanieves, de los hermanos Grimm, que se publicó en 1810 por primera vez.
Según los historiadores, el personaje real fue una muchacha alemana hija de un empresario que también tiene una madrastra. También existe el espejo, que fue un regalo del padre y que, si te acercas mucho a él, repite las palabras que pronuncias por una cuestión de eco. El elemento del bosque también es existente, mientras que los siete enanitos serían hombres de baja estatura o niños, cuya estatura era clave para trabajar en los pequeños túneles de las minas de cobre. En cuanto a la manzana, podía haber sido sumergida en zumo de belladona, un fuerte narcótico que produce parálisis.
La madrastra, que tenía hijos de una anterior relación, sí que los favorecía frente a María Sofía, mientras que a ella la maltrataba.